viernes, 12 de abril de 2013

La inauguración de la Plaza de toros


Ismael Almagro Montes de Oca 



Plaza de toros, vieja y noble plaza, 

desierta al amarillo sol de enero. 

Decoro renaciente, árabe traza 

circundando una ausencia de toreo. 

Yo gusto de asomarme al graderío, 

lecho de humanidad torpe y prensada, 

que hoy se me ofrece incólume y vacío, 

concéntrico diafragma de la nada. 



     Este poema, titulado “Plaza vacía” de Gerardo Diego, encaja perfectamente con la historia de la plaza de toros de Alcalá, lugar en el que hace ya muchísimos años quedó mudo el murmullo del graderío y desierto el redondel de albero sin el paseíllo de los trajes de luces en busca de la gloria frente a las afiladas astas. Hoy, sin embargo, no vamos a hablar de su final, sino de los orígenes de la misma, de su primera tarde de gloria. 

     En la segunda mitad del siglo XIX, Alcalá vive un periodo de bonanza económica y de progreso, teniendo como momento álgido los años 1876-77, período en que se le concede el título de ciudad, se trae el agua de los Regajales y se termina la carretera de Medina. En estas fechas también se barajó la posibilidad de la construcción de una plaza de toros donde celebrar los espectáculos. Hasta entonces lo habitual era cerrar la Plaza Alta para que sirviese de ruedo, aunque también a veces se utilizó la actual Alameda con los mismos fines, como en junio de 1834, cuando se “hicieron toros en la plaza de la cruz y se llenaron los tejados de la capilla de hombres y muchachos, los que destrozaron dichos tejados sin que el santero y otros muchos pudiesen evitarlo, y luego dieron una limosna de seis reales.” (1) 

      Sin embargo, el proyecto de la Plaza no cuajó, tal como narra José de Puelles en una carta enviada a la prensa el 7 de noviembre de 1877 con el título de “El Porvenir de Alcalá de los Gazules” en la que expone: 

     “Hubo meses pasados la idea de labrar una plaza de toros, pero madurado el primer juicio, creyóse empresa no merecedora de nuestros tiempos y tal vez sus iniciadores truequen su proyecto de taurino circo en templo de Talía.” (2) 

     Se ve que años más tarde, el que fuera alcalde y propietario del servicio de aguas , Pedro Montes de Oca, pensaba que era más rentable “el circo taurino” que la construcción de un teatro, pues retoma el proyecto y así se inician las obras a finales de 1892 o principios de 1893, que están prácticamente terminadas a mediados de ese año, tal como recoge el periódico jerezano “El Guadalete” en su edición del 23 de julio: 

     “Plaza de toros.- Están casi terminadas las obras de la plaza de toros que se construye en Alcalá de los Gazules, para ser inaugurada en los días de feria que se celebrará durante el mes de Agosto. 

     La plaza, propiedad de D. Pedro Monte de Oca, es capaz para 7.000 espectadores. 

     El espada encargado de dar muerte a los toros los tres días de feria es el arrojado diestro gaditano Arturo Paramio.” (3) 

     El mismo periódico recoge días más tarde, el 11 de agosto, el permiso concedido al ayuntamiento para la celebración de corridas y la confirmación del diestro que actuará, aunque no se recoge la fecha de la inauguración: 

     “Al Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules se le ha concedido autorización para dar capeas de reses durante tres días. 

     Se inaugurará una plaza y habrá novillos de muerte que matara el diestro gaditano Arturo Paramio.” (4) 

     Finalmente, el día 2 de septiembre de 1893, imaginamos que con la plaza llena hasta la bandera, tiene lugar la inauguración de la misma, con una corrida en la que actúan el diestro Arturo Paramio y Agualimpia: 

“DESDE CADIZ 

NOTAS DIARIAS 

      Se ha recibido un telegrama de Alcalá de los Gazules, dando cuenta de la inauguración de la plaza. 

     Paramio estuvo superior en la primera tarde y Agua Limpia, bien, resultando este último, con un varetazo leve. Caballos muertos, 4. Toros, buenos. 

F. SANTOMÉ 

Cádiz 2 de Setiembre de 1893” (5) 


     Finalizamos con un apunte curioso y es que el diestro Paramio había regresado a mediados de febrero de torear en América: “Son esperados en Cádiz los aplaudidos diestros gaditanos El Loco, Potoco y Arturo Paramio, que vuelven de México, en cuya plaza han dado varias corridas.” (6) 

     ¿No será por este torero Potoco por quién Ildefonso Chacón se puso por apodo El Gran Potoco de Alcalá, en vez de la famosa historia de que cuando chico no paraba de dar la lata con un tambor y siempre que le reñían decía:  po toco, po toco, po toco…? 

La plaza de toros en una fotografía anterior a 1932


NOTAS 

(1) Dato recogido en “Cuaderno puntador de los ingresos qe. Ha tenido la Cofradía de ntra. Me. Y Sra. De la Soledad este año 1834” conservado en el Archivo Parroquial de Alcalá. En el mismo también se recoge un ingreso en 1837 de 70,6 reales de limosna recogida en los toros. 

(2) “El comercio” Año XXXV Número 12371 pág. 2. Edición del 14 de noviembre de 1877. 

(3) “El Guadalete. Periódico político y literario” Año XXXIX Número 11448 pág. 2 Edición del 23 de julio de 1893. 

(4) “El Guadalete. Periódico político y literario” Año XXXIX Número 11464 pág. 2 Edición del 11 de agosto de 1893. 

(5) “El Guadalete. Periódico político y literario” Año XXXIX Número 11484 pág. 2 Edición del 3 de septiembre de 1893. 

(6) “El isleño. Periódico científico, industrial, comercial y literario” Año XXXVII Número 11801 pág. 1. Edición del 11 de febrero de 1893.

No hay comentarios:

Publicar un comentario